domingo, 10 de junio de 2012

TAKE ME HOME



El miércoles pasado oí unas risas tras cerrarse la puerta de casa. La pareja volvía del hospital y si reían significaba que traían buenas noticias.
¿Qué tal? –pregunté.
-Estoy como un toro. –contestó él mientras se desprendía de la gorrita que cubrirá su cabeza una temporada.
Sonreí mientras les observaba. Llevan más de treinta años juntos y siguen enamorados. Son los padres de mi hija. Me gusta mirarles y compartir su intimidad por el rabillo del ojo. A veces ella se pinta las uñas de los pies de un verde imposible mientras él lee el periódico, como si la vida fuera fácil.
Tener un hombre en casa mola. Yo que estaba acostumbrada a prescindir de ellos, ahora agradezco que viva uno con nosotras. Ya no necesito hacer de macguiver, él lo hace todo. Tenemos cuerdas nuevas en el tendedero. A cambio le tiendo la ropa interior al sol. El grifo del fregadero ya no pierde agua. A cambio le lavo los platos aprovechando un despiste. Baja la basura todos los días y nos regala cerezas para recordarnos que estamos en primavera. Me pregunta si he cenado cuando vuelvo a casa y me resulta agradable. Pienso que no estaría nada mal tener un hombre en casa para siempre. Alguien en quien confíar y decirle que me lleve a casa cuando lo necesite.
Hace tres años una pareja regresaba a casa y compartí un momento de su intimidad por el rabillo del ojo. Se reían. Ella es mi hermana. Recuerdo su mirada azul al contemplar a sus dos hijos. Estaba en casa otra vez después de unos días en el hospital. Nunca la había visto tan guapa, con su blusa blanca que hacía juego con sus dientes perfectos. Por la mañana le había pedido a su marido que la llevara a casa. Y pensé qué agradable sería tener a alguien que te llevara a casa cuando lo necesitara.
El viernes salí de compras. Necesitaba un vestido para la fiesta familiar del próximo sábado. Regresé a casa con un déficit considerable (no tardarán en intervenir mi economía). Pero valió la pena. Regresé con un vestido azul, una blusa con mariquitas primaverales estampadas en la tela para mi niña rubia. Un bolso de rafia para mi madre. Y en el fondo de la bolsa una gorrita azul para el hombre que nos espera en casa. Siempre recordaré su mirada azul de agradecimiento. La misma mirada de mi hermana para darme las gracias por cuidar unas horas de sus hijos. Unos meses después ella necesitó cubrir su cabeza con un pañuelo como lo hace ahora el hombre que tenemos en casa. Sólo que él lleva una gorra azul. Azul mi vestido, azules los ojos de mi hermana.
Hace tres años me enfadé con el Creador. Se equivocó al señalarla a ella con el dedo. Debía ser yo la elegida. No tengo hijos ni nadie que me espere en casa, ni mis ojos son azules.
Ahora sé porqué el Creador quiso que yo conservara mis cabellos oscuros. Yo tenía que bordar flores en un pañuelo para que fuera mágico.

10 comentarios:

PS dijo...

Algú que ens porti a casa, algú que ens esperi a casa, algú que ens faci sentir a casa. Hi hagi casa o no, és la sensació el que compta.

Sento les teves gorres i els teus mocadors com si fossin meus,potser perquè m´he hagut d´enfadar amb el teu Creador més de quatre vegades.
I quasi que em fas plorar, però no ho he fet perquè en el fons has sabut pintar-ho tot d´un blau que té l´esperança del verd i el gust de la mel.

Mari-Pi-R dijo...

En tu escrito recordaba unas palabras de otra mujer morena y fuerte que decía lo mismo por qué Dios había elegido a su hermana rubia y con ojos azules en vez de ella, éstas son las preguntas que nos solemos hacer cuando hay amor entre los hermanos.
Bonito escrito, besos

fra miquel dijo...

En algun lloc deu estar escrit que no sóc l'home que t'has de trobar a casa, per sempre. Però mentre aquest home no acabi de decidir-se a trobar-te, si un dia necessites que t'hi porti, m'ho pots demanar. També et puc fer de macguiver ;o)

Jo crec que tot el que brodes esdevé màgic...
Ets com una fada madrina... :P
petó

el paseante dijo...

No cal tenir un home a casa (jo no en tic cap, ni ganes de trobar-me els pèls de la seva barba a la pica o els seus mitjons bruts sota el llit). Només cal tenir una casa (en sentit metafòric). Si ets acollidora, t'acolliran sempre.

Espero que tots aquests problemes de salut es solucionin amb paciència. Segur que tu hi ajudes amb els teus detalls que et surten de dins.

I, per acabar-te d'ensabonar, fa temps que escrius bonic.

Daltvila dijo...

Me ha parecido precioso tu relato, precioso, sincero, sencillo, intenso, cálido,...


Un abrazo fuerte


*Cuando menos te lo esperes...:)

RaT dijo...

què bonic el què descrius i com ho fas. Els mocadors, gorres i demés estris "amagadors" ja no deuen estar tristos de ser sempre l'objecte imposat si et tenen a tu x convertir-los en accessoris bonics.

I saps? sempre, sempre hi ha algú q t'espera rera una porta. A vegades costa de trobar-la o reconèixe-la però hi és.

Petons a la filla, als pares, al pelut i sobretot a tu

Xenia dijo...

Cuando pasaba mucho tiempo fuera, por esos mundos de dios, rabiaba por llegar de vuelta y escuchar voces entre las cuatro paredes familiares. Entonces abrazaba a mi mozo y decía bajito "un, dos, tres: casa".
:)

Si que stás escribiendo bonito, si.

El veí de dalt dijo...

Buf! Em desarmes...
Segurament el Creador et va marcar per brodar mocadors blaus i per explicar-nos coses com les que dius. És molt això, eh?
La vida és un seguit d'alegries i tristeses. Les primeres sempre guanyen, ja ho saps.

El veí de dalt dijo...

Buf! Em desarmes...
Segurament el Creador et va marcar per brodar mocadors blaus i per explicar-nos coses com les que dius. És molt això, eh?
La vida és un seguit d'alegries i tristeses. Les primeres sempre guanyen, ja ho saps.

el paseante dijo...

Com és que el Veí de Dalt t'ha posat dos comentaris i a mi només un?

 
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