jueves, 26 de marzo de 2009

KIT PARA MARY KATE


Yo no sé si a vosotros os ha pasado lo mismo, pero he echado de menos los kits de supervivencia de MK. Y estos tres meses sin sus kits se han hecho laaaargos...

Quería idearle un kit para ella, pero sólo ella los puede hacer. A mí me falta su chispa. Así que he pensado en hacerle un regalo. Bueno, dos. Le regalo una leica i un viaje a África. Que se vaya de safari, pero fotográfico.

Que sea Ava Gardner en Mogambo. O Deborah Kerr en Las minas del rey Salomón. O Katharine Hepburn en La reina de África.

Clark Gable, Stewart Granger, ¡preparad la escopeta! y protegedla de las leonas hambrientas y tú, Humphrey, prepara un dry martini, que llegará sedienta de su safari.

O simplemente que encuentre al despistado Dr Livingstone, y ella le diga:
- Dr Livingstone, África soy yo. Explórame.


La última frase está sacada de una canción de Kikí d'Akí. Gracias, Kikí, por la canción.

lunes, 16 de marzo de 2009

TE QUIERO, ES PRIMAVERA DE NUEVO



Esta tarde mientras trabajaba ha sonado esta canción. Me he levantado para bailarla, he mirado a mi alrededor y como no había nadie, le he pedido a Bruc si me concedía el baile. Le he cogido en brazos, y le he cantado: te quiero, es primavera de nuevo, te quiero.

Pero como se ha cansado pronto, le he dejado en el suelo, y he buscado un cigarrillo. Y me he puesto bailar. He imaginado que era una cálida noche de abril, y bailaba junto al hombre que me quería, podría ser William Holden. Estamos en una pista de tenis y de fondo se escucha la música del baile. Nos rozamos las mejillas, mientras me susurra, te quiero, es primavera, te quiero.

La canción no dejaba de sonar mientras Bruc me miraba extrañado. Quizás es porque estoy contenta, quizás porque coso el vestido más bonito del mundo, para que alguien baile una noche de abril, y le susurre al oído del hombre que ama: te quiero, es primavera de nuevo, te quiero.

Sobre la falda del vestido han caído pétalos de flor de almendro, para recordarles a esa pareja que bailará en abril, que siempre será primavera si se susurran al oído que se quieren.

Porque la vida, al fin y al cabo, debería de ser esto. Un eterno baile junto a la persona que quieres. Y que siempre sea primavera. Y que esta canción no deje de sonar nunca.
Porque esta canción nos pertenece a todos. Para ti y para mí.

jueves, 12 de marzo de 2009

AGUAS DE MARZO


Hoy he recibido una llamada. Al principio no he reconocido su voz, pero al oírle hablar, he sabido quien era. Justamente hoy. La última vez que supe de él, yo me preparaba para nacer.

Me ha citado en el bar que frecuento. No tenía ganas de volverle a ver, francamente. Creo que busca hacer un balance de lo que ha sido mi vida. Le he preguntado cómo le reconocería después de tantos años. Ya te buscaré yo, me ha contestado.

Acudo a la cita con tiempo de sobra. Y aunque intento que un día alguien me espere, es imposible. Siempre soy yo la que acaba esperando. Entro en el bar y busco rápidamente un sitio para sentarme. Al final elijo el taburete de la barra que queda más lejos de la entrada del local. Así tengo unos segundos para observarle mientras él me busca con la mirada. Le veo llegar. Sigue igual que cuando me habló aquel día. Con su cabello blanco, la expresión severa que tanto asustaba a los otros niños y su caminar pausado y elegante.

Cuando da conmigo, sonríe y yo le devuelvo la sonrisa tímidamente.

-¿Cómo estás, Emily?
-Bien -le respondo-. Algo extrañada por tu llamada.
-Bueno, han pasado algunos años desde nuestro último encuentro y tenía ganas de volverte a ver y saber qué es de tu vida.
-Pero si tú lo sabes todo de mí, ¿no?

Me ignora y pide al camarero una copa mientras se sienta a mi lado.

-He pensado en que tú y yo deberíamos tener una charla -estas palabras me asustan. Parece que viene a rendirme cuentas- Te he estado observando este último tiempo y me pareció que deseabas volver a mi lado.
-No sé de dónde sacas esto –le miento. Sé que es inútil enredarle.
-No mientas, Emily. Querías dar conmigo y aquí me tienes.
-Bueno, todo eso ya pasó. Sólo tuve unos días malos, la verdad.

El día que me invitó a nacer me explicó que habría días en que le daría las gracias por haber nacido y que otros desearía no haberlo hecho.

-Mira, te elegí entre los demás niños porque en ti vi algo especial. Y porque te di el don de crear cosas de la nada y creo que lo has desperdiciado.
-Siento haberte defraudado. Sé que tienes razón, pero tus palabras duelen. Quizás te equivocaste de persona. Podrías haber elegido otro día para pasarme factura. Ya sabes qué día es hoy.
-Justamente por eso. Tenemos que hacer balance. Debo pensar en si vuelves a mi lado o te doy otra oportunidad. De momento te concedo cinco años. Ni uno más ni uno menos. Quiero que demuestres que no me equivoqué al elegirte.

Hay un silencio largo, de los que me gusta hacer cuando me tomo un tiempo para pensar, como si la pantalla se quedara en blanco. No encuentro una respuesta. Él se levanta para irse y me mira. Sabe que siempre callo cuando algo me duele.

-Acepto la propuesta. Si dentro de cinco años no te he demostrado quién soy, volveré a tu lado. Sólo te pido una cosa: no volver a nacer. Siento que he vivido a lo largo de muchos siglos en diferentes cuerpos. Y si volviera a nacer, que sea con una alma nueva, con la ilusión de tener alguna cosa por estrenar.

El Creador asiente con la cabeza y me doy cuenta que busca despedirse.

-Por cierto, Emily. ¿Qué regalo quieres que te haga antes de irme?
-Ya me lo has hecho, me has dado cinco años más –le respondo.

Pero como me gusta jugar, pienso en lo que realmente me hubiera gustado tener esta noche y saber si de verdad me lee el pensamiento. Levanto las cejas interrogativamente y el me contesta con una sonrisa.

-Si está en mis manos, lo haré. Espero que pasen muchos años antes de que nos volvamos a ver. Significará que has cumplido tu promesa y que no volverás a mi lado antes de tiempo.

Me apoyo en la barra del bar y me sujeto la cabeza con las manos. Pienso que en estos cinco años que me ha dado de prórroga debo hacer muchas cosas, para demostrarle al Creador que no se equivocó al elegirme. Aún hay mucho por vivir. Pero conociéndome, ya lo pensaré mañana.

Me quedo ensimismada mientras él se aleja. Ya sólo quedamos el barman y yo.

-Sírvete una copa y tómatela a mi salud. Hoy es mi cumpleaños. Cumplo cuarenta y tres años –le contesto antes de que me lo pregunte.

PS. Este post tiene un precedente. El año pasado y por mi cumpleaños, escribí un cuento. En él, Emily vive en el limbo con sus tres perros. El Creador se fija en ella y le muestra un mundo nuevo. Ella no quiere nacer, pero al final acepta. Siempre he pensado que he desperdiciado el tiempo, (¿será por el sentido trágico de la vida?). Ahora el Creador tenía ganas de volverla a ver.





 
Free counter and web stats