Hace ocho años, una calurosa tarde de mayo, una persona me entregó a Bruc en una cajita de cartón. Así, cuando él sólo contaba con diez días de vida, me convertí en su madre adoptiva. Aprendí a darle el biberón, luego pasamos a las papillas, le enseñé a caminar a mi lado, algo de educación, en fin, como una madre cualquiera.
Hace siete años me inspiré en él para crear a Bruquet. Me pasé toda una tarde jugando con retales, cosiendo y bordando para que, después de unas horas de trabajo, mi Bruc de carne y hueso se convirtiera en un muñeco para Lluís. Cada vez que me sentía triste, me iba a jugar, como una niña. Y de cada tarde de juego salía un nuevo Bruquet. Como yo no podía mantenerlos a todos les buscaba un hogar, para que la persona que los adoptara se sintiera un poco más feliz. Ahora disfrutan de su compañía niños y adultos que no han dejado de serlo: Javito, Nil, Oriol, Lidia, Cinta, Joan, Ada, Yvonne, Aina, Paula, Paloma y Mara. Pronto se unirán Rita y Miquel para jugar con ellos.
Yo me quedé con una parejita, Mary Kate y Luigi. Al principio se peleaban, se enseñaban los dientes si uno se acercaba más de lo necesario al plato de comida del otro, se robaban las pelotas de tenis que Javito me regalaba para ellos y las escondían debajo del sofá…Con el paso del tiempo aprendieron a convivir y creo que se han enamorado. ¿Que cómo lo sé? Pues porque hace una semana me despertaron unos llantos de bebé. Me levanté medio dormida y no podía creer lo que veían mis ojos. Mary Kate había dado a luz a una camada de preciosos perritos de trapo en el sofá y a su lado estaba Luigi atendiéndola, orgulloso de ser padre. Los cachorros han salido con lo mejor de ambos. Unos con las orejas a cuadritos, divertidos y juguetones como su madre. Otro más serios y tranquilos, igualitos que su padre. Y ahora, como Mary Kate es primeriza, no se aclara con todos. Y Luigi se pasa la noche acunando a los pequeños y cantándoles canciones para que se duerman. Con tanto trajín en casa, Bruc y yo estamos pensando en mudarnos. Pero luego reflexiono y pienso: ¿no sería mejor que alguien adoptara a los pequeños? Así yo volvería a jugar tranquila y Bruc dormiría a gusto en el sofá que antes le pertenecía y que ahora ocupan los cachorros. Y dejarían de tirarle de las orejas…
miércoles, 26 de mayo de 2010
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