LA PELONA

"Mira que si te quise fue por el pelo, ahora que estás pelona, ya no te quiero"

Las mujeres tendemos a cortarnos el cabello tras una separación. Como si al librarnos de él, empezáramos una nueva vida, y cortáramos de raiz con el pasado. Dejamos atrás los recuerdos con cada mechón de pelo que va directo al suelo.

Frida se cortó las trenzas tras un nuevo desliz de Diego. Sabía que era la parte de su cuerpo que el pintor más admiraba, y así, castigaba a su amado por su mal comportamiento.

Rapunzel lo dejaba crecer, peinándolo con una larga trenza. Su amado lograba reunirse con ella, pues trepaba por la torre agarrado a ella.

En la Segunda Guerra Mundial, rapaban las cabezas a las colaboracionistas con el enemigo nazi. Por engendrar hijos alemanes, nacidos del amor, del miedo o del hambre. Así, todo el mundo sabía de su pecado.

Lady Godiva paseó su desnudez montada a caballo, solo cubierta por la larga cabellera, en protesta por los impuestos que su esposo aplicaba a sus vasallos.

Tras la quimioterapia, muchas mujeres cubren la desnudez de su cabeza con un gracioso pañuelo. Eso las embellece.

Una madre vendió sus trenzas. Finalmente su hija tendría la tan anhelada muñeca que no podía pagar.

Le he preguntado qué me daría a cambio de cortarme el pelo. Se ha encogido de hombros. No sé, te pago la peluquería ¿Crees que mi cabello vale tan poco?

Si nadie me lo impide, esta semana me libraré de él. Espero no llorar cada vez que mire los mechones en el suelo. Me miraré al espejo y si no es de mi agrado, diré: Bueno, crecerá...