Ante los ojos de un niño, una caja de costura esconde grandes tesoros. Agujas de coser, tijeras, botones sueltos, hilos…Esta mañana la niña rubia ha abierto aún más sus grandes ojos color de miel ante la visión de mi caja de costura. Es de madera, con un departamento para que todos las utensilios, -las agujas de apliqué, el dedal, los hilos-, estén en perfecto orden. No hay nada más frustrante que un costurero desordenado. Y además desmerece a su dueña. La mía me la regaló MK una tarde de noviembre en la que hubo intercambio de regalos. Para Joan una bufanda tejida por ella. Para mí la caja de costura y un collar. Para ella, una colcha de retales con gatos enredados como hilos. En todas las casas debería haber una aunque se use poco. Parece que son de otro tiempo, pero ¿acaso no hay siempre un botón de una camisa suelto, un calcetín con un agujero, una falda con el dobladillo descosido?
Esta mañana mientras cosía, me he acordado de la iaia Rosita y de cómo me mantenía entretenida las tardes de invierno a la salida del colegio. Cuando ya me había enseñado todos los juegos de cartas, cuando ya habíamos dibujado lo suficiente pero yo aún andaba aburrida, me pedía que le ordenara su caja de costura. La tarea me agradaba. Le desenredaba los hilos. Luego pasaba los botones por un hilo con la ayuda de una aguja, y estos quedaban agrupados según su tamaño y color. Después los guardábamos en aquellas cajitas de plástico de color naranja que mi tía MJ le llevaba a mi abuela de la farmacia en la que trabajaba. Lo que no consiguieron nunca ni ella ni mi madre es que me gustara coser. Me cansaba pronto, me faltaba la paciencia que se necesita para ello. Lo curioso es que luego dar puntadas sobre telas ha sido mi profesión.
Cuando termino una labor como hoy ha sido el caso, la miro satisfecha. Y ya busco un nuevo proyecto para coser sentada en el sofá antes de ir a dormir. Como he de ir pensando en lo que le regalaré a la niña rubia por Navidad, creo que ya es hora de que mi madre y yo le vistamos una cesta de mimbre en la que acostar a sus muñecos. Normalmente mi madre se ocupa de las sábanas. Las corta, borda estrellas de colores en el embozo y yo las coso a máquina. Y para que los muñecos no pasen frío, yo me encargo de coser retales para hacer una mini colcha de patchwork. Así pues, queda decidido. Manos a la obra.
Como desconozco si tendré trabajo este otoño, me voy a ocupar en enseñar a coser a mi hija y a su amiga Nurieta. Están entusiasmadas con la idea. Yo haré de profesora sabelotodo con las gafas en la punta de mi nariz y examinaré las puntadas en sus labores. Las reñiré por no usar el dedal, me reiré cuando se claven la aguja en algún dedo. Soy exigente y les haré descoser las costuras si éstas salen torcidas. Pues como diría mi madre: fent i desfent, s’adeprèn. Y volveremos a reír cuando sepan que según el dedo en que se pinchen, tendrán: gust, si se pinchan en el dedo gordo. Disgust, si es en el índice. Carta, en el dedo corazón. Declaració, si es en el anular y amor si la aguja se ha clavado en el meñique. Gust, disgust, carta, declaració, amor.
Esta mañana mientras cosía, me he acordado de la iaia Rosita y de cómo me mantenía entretenida las tardes de invierno a la salida del colegio. Cuando ya me había enseñado todos los juegos de cartas, cuando ya habíamos dibujado lo suficiente pero yo aún andaba aburrida, me pedía que le ordenara su caja de costura. La tarea me agradaba. Le desenredaba los hilos. Luego pasaba los botones por un hilo con la ayuda de una aguja, y estos quedaban agrupados según su tamaño y color. Después los guardábamos en aquellas cajitas de plástico de color naranja que mi tía MJ le llevaba a mi abuela de la farmacia en la que trabajaba. Lo que no consiguieron nunca ni ella ni mi madre es que me gustara coser. Me cansaba pronto, me faltaba la paciencia que se necesita para ello. Lo curioso es que luego dar puntadas sobre telas ha sido mi profesión.
Cuando termino una labor como hoy ha sido el caso, la miro satisfecha. Y ya busco un nuevo proyecto para coser sentada en el sofá antes de ir a dormir. Como he de ir pensando en lo que le regalaré a la niña rubia por Navidad, creo que ya es hora de que mi madre y yo le vistamos una cesta de mimbre en la que acostar a sus muñecos. Normalmente mi madre se ocupa de las sábanas. Las corta, borda estrellas de colores en el embozo y yo las coso a máquina. Y para que los muñecos no pasen frío, yo me encargo de coser retales para hacer una mini colcha de patchwork. Así pues, queda decidido. Manos a la obra.
Como desconozco si tendré trabajo este otoño, me voy a ocupar en enseñar a coser a mi hija y a su amiga Nurieta. Están entusiasmadas con la idea. Yo haré de profesora sabelotodo con las gafas en la punta de mi nariz y examinaré las puntadas en sus labores. Las reñiré por no usar el dedal, me reiré cuando se claven la aguja en algún dedo. Soy exigente y les haré descoser las costuras si éstas salen torcidas. Pues como diría mi madre: fent i desfent, s’adeprèn. Y volveremos a reír cuando sepan que según el dedo en que se pinchen, tendrán: gust, si se pinchan en el dedo gordo. Disgust, si es en el índice. Carta, en el dedo corazón. Declaració, si es en el anular y amor si la aguja se ha clavado en el meñique. Gust, disgust, carta, declaració, amor.
17 comentarios:
No vegis com tinc de desordenada la meva caixa de costura!
És una capsa de galetes daneses, on tot està amuntegat de qualsevol manera... :o(
Potser que m'apunti a les teves classes de cosir...
Quina sort té la nena rossa amb aquesta tieta ;o)
petons
això espero, fra. volem un home que ens faci vent, jeje.
ja te la ordenaré jo que sóc un crack de l'orden. besitos
Sempre he pensat que cosir i escriure són feines similars. Cal paciència, cal anar fent, cal punteria per trobar el detall just. Saps? De petit passava moltes tardes d'estiu al despatx de l'avi Manuel amb els meus quaderns de vacances. Jo no el vaig arribar a conèixer perquè va morir quan el meu pare encara era adolescent. Aquells mesos d'agost, de vegades pujava la meva mare per preguntar-me si feia els deures. I, si em veia avorrit, em deixava endreçar els calaixos de l'escriptori del Manuel, que eren farcits de fotografies antigues en blanc i negre, de textos manuscrits, d'objectes personals. D'un món que em semblava màgic. M'hi has fet pensar amb el teu post.
Espero que vagin bé aquestes classes amb la teva filla i la Nurieta. I amb Fra Miquel, en plan esclau ventador. Vull fotos d'aquesta escena.
Podria dir-te que moltes coses que has escrit en aquest post ja les he viscut, potser perquè venim de dones costureres, si no d´ofici, d´afició.
A mi també em distreien amb dibuixos, treballs manuals i agulles i fils, però jo m´escapolia com podia de les agulles, m´agradava més remenar calaixos i escriptoris. I encara em dura.
També tinc una capsa de cosir de fusta molt maca que em van regalar M´agrada tenir-la ordenada, obrir i tancar els calaixets, les agulles al seu lloc, els fils de colors en una capsa, els botons en una altra ( sense enfilar, no en tinc tants), el didal, els gafets, les imperdibles..etc.
I tinc un post també, inacabat ( darrerament els deixo a mitges, que madurin)on parlo de totes aquestes coses.
Res, peixet, que tu a Boston i jo a California però hi ha dies que ens assemblem molt.
Bon estiuet, que sembla que ja arriba ;-)
Bé, Paseante. L'escritori de mon iaio en aquest cas, estava prohibit. Però no la nevera, on guardava el fuet del bo i un foie gras que comprava en tubets com a de pastadents. I els panellets, pobre home. Quan n'anava a buscar, jo ja n'havia fet de les meves.
Ai, el que Fra Miquel no sap és que penso cobrar per les classes...però potser li faig de gratis. I tu si vols veure foto, apunta't. A tu et penso cobrar...
País, veig que també ets endreçadeta, m'agrada. Ja et llegiré el post :) Bon estiu, calorós aqui. I ara me'n vaig que m'espera l'agulla...
Che!!! com se perden les coses boniques.... antes les xiquetes anaven a clase costura per a poder cosir los calçotets i los calcetins de l'home... en fin!!!..."cualquier tiempo pasado, fue anterior"
tanguito
Mi madre también tenía una caja de costura fascinante. Me encantaba mirarla y rebuscar dentro...ahora ni siquiera sé coser un botón. Me gusta este blog.
Yo sé perfectamente cuando se me toca la caja de costura, pues me paso una semana recogiendo agujas en el suelo.
A mi también me gustó mucho tu caja de costura, ya sabes que siempre me han gustado las cajas.
Bonito posts.
Besos
jo també hauria de venir a les teves classes.
petonets
A mi em van ensenyar de dit gros a petit: "Alegría , tristor , carta , viatge i declaració".
Quin post més bonic...que bé que retorneu a escriure!
El meu problema són les llanes. Vaig prometre'm a mi mateixa que fins que no acabi totes les llanes que tinc, no en compraré més. I en tinc aquí, allà, allí sota, dins la bossa. Ara bé els ganxets no, els ganxets són tots ben endreçats en una bossa verda de guardar tabac feta de patchwork. I cada vegada que necessito d'un ganxet, obro parsimoniosament la bossa, així com donant-li importància.
Cuca, tots amb tu.
Petons!
sí.
Tots amb vosaltres.
Molta força per ton pare i per tu!
Espero que el pare estigui bé. Anar fent pedaços com la costura i fer boniques sanefes amb la vida :9
petons Emily!
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