martes, 27 de enero de 2009

UNA MUJER INCÓMODA


Esta semana cumplo dos años de blog. Mi primer año fue, creo, para olvidar. Aunque lo pasé muy bien con tardes memorables con mi hermana MK, como cuando discutíamos sin descanso sobre quién de las dos era Jo March. Al final desistí. Jo March era ella y lo sigue siendo, alocada, impulsiva y maravillosa. Yo me quedé con el papel de Beth, y luego lo pensé mejor y decidí ser Elizabeth Barret Browning porque en sus poemas, me veía reflejada. Suenan antiguos porque hablan de amor, pero ¿no es acaso el amor antiguo?:


MIS CARTAS!

¡Mis cartas! Papel muerto... mudo y blanco... Y no obstante palpitan esta noche en mis trémulas manos cuando aflojo la cinta y caen sobre mis rodillas. Ésta decía: Dame tu amistad... Ésta fijaba un día en primavera para tocar mi mano... casi nada, ¡pero cuánto lloré! Ésta... un papel... decía: Te amo, y yo me estremecí como si Dios rasgase mi pasado. Ésta, Soy tuyo... pálida la tinta por estar junto a un pecho tumultuoso. Y esta última... ¡oh, amor!, no fuese digna de lo que dices si lo repitiera. Versión de Carlos Pujol--

Un día conté la relación que me une a mi hermano. Me divertí tanto contando nuestros años de vida en común…Hablé de mi perro, el único ser huraño que aún me quiere un poco. De las temporadas de mini magnum que compartíamos. De mi amiga la bruja, a la que quiero tanto…De los paseos por la playa con mi hija y el perro. De mis momentos bajos…De mi ansiedad. De mi viaje a Francia. De mi vida conyugal junto a Bruc. Los poemas de Bernardo Atxaga. Saludé al mes de mayo con un poema de Kirmen Uribe. Publiqué fotos de mis colchas de patchwork. De mis tardes de cine. Publiqué cuentos, La Bordadora, Las Hermanas y mi preferido, Un día el Creador, cuando cumplí 42 años…De mi contractura muscular y el chalado médico argentino. De mi tío Joan, del cine y lo que significaba en mi vida. De mi padre el futbolista, de mi locura cuando sopla el mestral…De un bolso extraviado y de una camisa blanca. De mi amor por Salinger y de extrañas parejas. De mi inexistente boda y de las vírgenes suicidas. De cómo perdí la ilusión por vivir, señorita corazón solitario, cansada de llevar sobre mis espaldas otras vidas que me pesaban demasiado…De manzanas y de nieve. De mi jugador de básquet, mi primer amor y el más querido…

Os dejo un poema de Ana Rossetti. Sabía que llegaría el día en que necesitaría publicarlo. Pero nunca creí que sería ahora...

NUEVE
No juegas ya conmigo, tan orgulloso estás que más allá de ti no necesitas nada. Tú observas incesante, sin embargo te olvidas de que yo te soy tan parecida que te describiría con la fidelidad de un espejo: tan semejante a ti que hasta podrías amarme sin temor a excederte.
Pero, si en desdeñarme persistes obstinado, no importa, esperaré. Mientras enhebro cintas de dulce terciopelo en el blanco entredós de una tira bordada o anchas randas de encaje infatigable labro, atisbando estaré el menor de tus gestos. Tan preciso lo retendré en mi rostro, tan exacto, que pasado algún tiempo ,cuando la edad viril, arrasándote tras derruir la seda delicada exija tus mejillas para sus arrayanes, tu pecho como un muro para enredar su hiedra, no tendrás más remedio que mirarme. Y te verás en mí, adolescente, inmóvil durante muchos años todavía.


De momento Emily seguirá hablando sobre cómo es el mundo…

miércoles, 21 de enero de 2009

HAY QUE VIVIR


Ayer me enviaron un listado con cosas que tengo y por las que se supone he de vivir:


-Una familia guapa. Entre ellos al Garufa, mi hermano. Añado a mis hermanas, cuñados, a los que quiero y a mis adorables sobrinos.
-Un ático al que siempre le da el sol, cuando éste quiere salir. Plantas que crecen y bulbos que florecen. Y un vecino al que espío y controlo, por si se cambia cada día de ropa interior.
-Tengo a Bruc, el perro mordedor.
-Tengo a un italiano que me levanta en brazos, me besa y me obliga a besarle. Y me pregunta sin cansarse si le quiero.
-Tengo un trabajo que me gusta.
-Tengo a mi amiga la bruja.
-Tengo a mi amigo el periodista. Hace veinte años que mantenemos la amistad y que me invita a macarrones.
-Tengo al futbolista que me cuida al perro.
-Tengo a mi madre, que ríe mientras lee a la familia Ulises.
-Tengo el don de imaginar historias.
-Tengo un aniversario que celebrar. Pronto hará dos años que tengo el blog. Y a mis comentaristas. Los hay de nuevos, que continúan, y los mismos que el primer día.
-Tengo la protectora de perros. Soy la presidenta.
-Tengo una hija ficticia, que me salvará este fin de semana.

Habré de hacerme a la idea de que sube la marea. (Estas palabras se las he robado a JB Humet)
Gràcies, furret.

jueves, 15 de enero de 2009

LA CURVA DE LA FELICIDAD


Hace dos días hablaban en la radio sobre la famosa curva de la felicidad. Hasta ahora hemos pensado que la culpa de que a los hombres les crezca la barriga la tiene la cerveza. Pero se ve que no es así. En el programa de radio que oía hicieron una pequeña encuesta a los hombres. Preguntaron si son más felices cuando están en pareja o si siguen solteros. Casi todas las respuestas fueron: somos más felices porque estamos más relajados. Comemos más, reímos más...Uno contestó: yo con mi anterior pareja era infeliz, y estaba delgado. Ahora tengo nueva pareja y soy feliz. Resultado: ha aparecido la curva de la felicidad.


Ahora, cuando veais hombres con su curva a cuestas, preguntadles si son felices. De paso os hago una pregunta. ¿Qué les ocurre a las mujeres si son felices? ¿Adelgazan o engordan?


martes, 6 de enero de 2009

MANZANAS


Homero utilizaba una sola palabra
para nombrar el cuerpo y la piel.
Safo se dormía sobre los pechos de sus amigas.
Etxepare* soñaba con mujeres desnudas.

Hace tiempo que todos callaron.

Hoy parece que hemos de ser perfectos también en la cama,
como esas manzanas rojas del supermercado,
demasiado perfectas.
Nos pedimos demasiado,
y casi nunca sucede lo que esperamos
de nosotros mismos, del otro o de la otra.
Las leyes son distintas al enredarse los cuerpos.

Homero utilizaba una sola palabra
para nombrar el cuerpo y la piel.
Safo se dormía sobre los pechos de sus amigas.
Etxepare soñaba con mujeres desnudas.

Aún me acuerdo del tiempo
en que pasábamos la noche en vela, abrazados,
como cachorros de tigre.

(* Beñat Etxepare. Poeta y clérigo anterior a la contrarreforma, autor del primer libro impreso en euskera, Lingua Vasconum Primitiae, en 1545.)

KIRMEN URIBE

Regalo de Reyes

domingo, 4 de enero de 2009

LA REINA DE LAS NIEVES


Hace una hora dormía. Pero ha vuelto a despertarme el frío que no puedo quitarme de encima. Y otra vez ese sueño que de vez en cuando acude a visitarme.

Miro mis manos y en ellas están las llaves de su casa. Abro la puerta con ellas y reconozco las escaleras que subía hace veinte años. Veo la puerta de su piso, y como la protagonista de Rebeca, traspaso el umbral sin hacer uso de las llaves que aún conservo en mis manos. Ya no consigo reconocer la casa. Ahora hay otros muebles, como si el piso hubiera estado abandonado durante mucho tiempo, y alguien de dudoso gusto se ha encargado de decorarlo otra vez. Hay armarios antiguos, las camas están cubiertas de colchas de retales mal cosidas y de extrañas combinaciones. Entro en el baño y abro los grifos del lavabo y de ellos sale el agua, pero es de color marrón. Las cañerías deben de estar oxidadas. Hace tiempo que no se usan. Me arrepiento de haberlos tocado, pues no consigo cerrarlos bien, y empiezan a gotear. Clap, clap, van cayendo una a una las gotas que en su día fueron transparentes.

Oigo unas voces, son conocidas. Me doy la vuelta y saludo a las tres mujeres que han entrado. Una de ellas, les enseña el piso. Seguramente las otras dos están interesadas en alquilarlo. Hablo con la mujer que muestra la casa y le digo: ¿No se te hace extraño volver a este lugar? Durante unos años fue la novia de uno de los dos jugadores de básquet. Me contesta que ya apenas recuerda nada, y ahora trabaja en una inmobiliaria. Tanto le da enseñar ese piso como otros. Para ella ya no significa nada. Sin embargo, yo sigo mirando la casa, como cuando cada día, paso por delante mientras paseo al perro.

Hace veinte años nevó. Pero no cayeron copos de nieve. Un duende perverso había creado un espejo, y lo que se veía a través de él estaba deformado. El mundo había dejado de ser un lugar agradable. El duende decidió volar hacia el cielo, cargado con el enorme espejo. Pensaba enseñárselo a los ángeles que allí vivían y divertirse a su costa. Reía tanto, que con los espasmos de su risa loca dejó caer el espejo, que se rompió en millones de pedazos. Tan pequeñitos eran, que se extendieron por todo el mundo.

Tuve tan mala suerte, que dos de ellos me alcanzaron cuando paseaba en compañía del jugador de básquet. Uno se clavó en mi ojo izquierdo. Se lo dije a mi acompañante y me miró el ojo, sin conseguir sacarme la esquirla que se había clavado en él. A partir de aquel momento, mi ojo izquierdo sólo veía lo desagradable del mundo. La vejez, la maldad, los celos, la envidia, la avaricia, la locura. Pero mi ojo derecho me compensaba la horrible visión. Él continuaba sano. El otro pedazo fue a clavarse directamente al corazón.

Ahora vivo con La Reina de las nieves. Durante el día duermo a sus pies, y consigo olvidarme del frío. Por la noche la acompaño en su trineo y sobrevolamos países lejanos mientras dejamos caer la nieve. La Reina me sonríe, y me cuenta que hoy nevará sobre los manzanos y las viñas. Los copos que se posarán en las ramas de los árboles beneficiarán las cosechas venideras. Yo tiemblo de frío y ella me tapa con su piel de oso. Regresamos a su castillo de hielo. Y vuelvo a dormirme a sus pies. Día tras día, hasta que alguien que me quiera, venga a por mí. Y llore sobre mi ojo izquierdo y sobre mi corazón. Sólo así conseguiré que el hielo que ya casi cubre completamente mi corazón empiece a derretirse.
 
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