
Durante mi estancia en Barcelona, vivía con un periodista que trabajaba en la sección de cultura de un programa televisivo, lo cual le daba derecho a recibir en casa, cajas de las editoriales con las últimas novedades publicadas. Un verdadero festín de libros gratis.
Por las mañanas, ya duchada y vestida, preparaba café y me iba al salón. Mi compañero ya había salido a desayunar y volvía a casa con tres periódicos. Después del saludo correspondiente, atacábamos la prensa. Yo, con total desconsideración, hojeaba los diarios antes que él.Cuando un libro lo merecía, se acercaba a mí, lo dejaba sobre la mesa, y me decía: léelo, creo que te gustará. Me descubrió a Sylvia Plath y a Salinger. La Campana de Cristal y Nueve Cuentos.
Creo que son los libros que más me han impactado. Eran diferentes a todo lo que había leído anteriormente y no eran pocos. Para mi hubo un antes y un después de aquellas lecturas. Después vendrían Capote y Carson McCullers.
También recibía entradas para asistir al teatro. Una noche fuimos al estreno de una obra de danza de Pina Bausch, y yo me senté al lado de Joan de Sagarra. En el entreacto, fumábamos! El crítico quiso encender su pipa, y rebuscó un encendedor en vano. Me pidió fuego y se lo dí. Pasó por delante Terenci Moix. ¿Qué tal, Terenci? -le preguntó una periodista. Pues mira...-contestó con sorna el escritor- estoy sin platos...Su pareja le había abandonado y parece ser que le dejó sin nada.
Una noche cenamos juntos en casa, y hablamos durante horas de cine, fumando tabaco ruso que se había traido de un viaje a Rusia. Se quedó sorprendido de que una joven de dieciocho años supiera tanto de todo (modestia aparte), y me dijo que su vida era mejor conmigo que los los tres tipos de Falset con los que un año antes, había compartido piso.
Un día de Sant Jordi, me dejó sobre la mesa Las Cartas de Groucho Marx con estas palabras: creo que eres más de libros que de rosas.
Qué quieren que les diga, me hubiera gustado una rosa....
PS. Ahora casi he dejado de leer, y no digamos de comprar. Hay poco que merezca la pena o es que yo ya no soy la misma. Todo ha ido perdiendo interés. Pero si deseais regalarme un libro, El Encantador de Perros me gustaría. Y también una rosa!